Los relatos de los orígenes de las malas varían ligeramente, pero esencialmente cuentan que Sakyamuni, fundador del budismo, supuestamente una vez hizo una visita al rey Vaidunya.
Instruyó al rey para encadenar 108 semillas del árbol de Bodhi juntas y, mientras cada semilla pasara por sus dedos, repetir una oración budista sagrada. Así comenzó la fusión de la oración con las cuentas.
Los malas budistas hindúes y tibetanos son rosarios o collares de cuentas de plegaria usados durante canto o la meditación. Se emplean para que uno enfoque su conocimiento y concentración durante la práctica espiritual.
La palabra Mala significa "guirnalda" o rosario en Sánscrito. Las cuentas de plegaria han sido utilizadas por los practicantes de muchas disciplinas por miles de años. El Buddha mismo recomendó la práctica del mala mantra como camino de iluminación para la gente ordinaria.
Aunque los malas se han usado de esta manera por miles de años, es solo recientemente que han llegado a ser populares como accesorios de moda. La joyería, la ropa y las creencias tibetanas están actualmente en boga por todo el mundo. Mucha gente ha adoptado estos adornos como expresiones de moda, con algo de significación simbólica o de origen esotérico.
Elaboración de los malas
Generalmente se elaboran de sándalo, de semillas de bodhi o cuentas de piedras semipreciosas como cuarzo, jade o ámbar. Como la mayoría de los medios hechos para las prácticas espirituales, se emplean los materiales más finos y la artesanía.
Aunque el número de cuentas varía de mala a mala, los más comunes son las 108 cuentas del mala completo y las 27 del mala de muñeca. Además los malas siempre tienen una cuenta suelta, más decorativa y una cuenta espaciadora. Las cuentas se enhebran con una cuerda color vino o marrón, que simboliza también el no interrumpido linaje y la pureza de las enseñanzas del Buddha. El sedal dacron se usa igual, pero muchos están ahora enhebrando las cuentas de sus malas con cuerda elástica transparente.
El mala termina con un nudo ornamental, "sin fin" en el extremo de la cuenta del gurú y se finaliza, a menudo con una borla marrón o dorada.
Los malas, rosarios y las poderosas cuentas se emplean para contar las recitaciones del mantra y para enfocar uno su concentración durante la práctica. La cuenta del mala mantra se ocupa la mano (cuerpo), recitando el mantra se ocupa la voz (habla) y la visualización del deidad ocupa la mente. Enfocando estos tres aspectos de nosotros mismos sobre la práctica inmediatamente, los beneficios son multiplicados y se acumula mérito.
Para utilizar su mala, sosténgalo en su mano izquierda (de recepción), con las cuentas entre sus dedos índice y pulgar. Sostenga el mala suavemente y con respeto. Comience a contar con la primera cuenta después de la cuenta "gurú". Cuente una cuenta por cada recitación terminada. Sosteniendo las cuentas y contando cada una en cuanto recite un mantra, un voto o afirmación permite mantener la mente enfocada.
Cuando termina las 108 ó 27 (para las pulseras) recitaciones, no pase por encima de la cuenta del "gurú".
Los mantras son sonidos sagrados cantados o hablados, Contienen la esencia de las extensas enseñanzas espirituales, condensadas en sílabas y frases. El mantra budista tibetano más popular es el mantra de Mani. Está disponible libremente para su uso por cualquier persona. Om Mani Padme Hum
Este mantra es conocido para purificar las emociones negativas de uno, para aliviar los sufrimientos de todos los seres y para protegernos contra influencias negativas y enfermedades, Lo mejor de todo, el mantra de Mani aumenta la compasión hacia nosotros mismos y los otros. Algunos mantras pueden ser dados o compartidos libremente. Otros se deben aprender solamente de una maestro o lama capacitado.
Estos mantras son poderosos y deben mantenerse reservados y practicarlos en privado.
Antes de comenzar la recitación de una mantra, el practicante debe considerar sus motivaciones internas. Las motivaciones compasivas y altruistas son las mejores. Una meta budista básica es lo relacionado con el bienestar y la felicidad de los otros.
Recitar mantras tiene los cuatro propósitos: Superar, Apaciguar, Aumentar y Domar.
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