Se ha utilizado durante siglos como antiinflamatorio, cicatrizante y sobre todo, antidepresivo. Su extracto, rico en hipericina y aceites esenciales, se comercializa en grageas, cápsulas, tinturas o bolsas de infusión. Se utiliza la planta completa, sus hojas y sus flores. Aunque a lo largo de la historia ha sido utilizada para una amplia gama de afecciones médicas, actualmente es muy recetada como tratamiento de la depresión y ansiedad leve o moderada. Cambios estacionales, astenia primaveral o apatía.
Es una planta bastante abundante y ampliamente distribuida, pudiendo encontrarla desde su floración a finales de Junio hasta el final del verano en multitud de hábitats, desde las cunetas hasta los arroyos de montaña.
Además de sus contrastadas bondades medicinales, se le han atribuido propiedades "mágicas", y se colgaba en algunos lugares en puertas y ventanas para ahuyentar a los malos espíritus (cultura celta) o quemándose en las casas en las que se creía que había entrado el demonio (se la conocía en la Edad Media como "espantademonios"). Ya en el ámbito cristiano, se decía que el jugo rojo que se obtiene al prensar la planta simbolizaba la sangre del martirio de San Juan, denominándose "corona real", por el parecido de sus flores con este ornamento regio o divino.También forma parte de algunos licores y se puede tomar como sucedáneo del té.
Su nombre es de origen griego, probablemente de la suma de dos palabras: hypereikon, cuyo significado ("más allá de la imaginación") haría mención a sus virtudes curativas para los males psíquicos.
Constituye un buen remedio para combatir los dolores corporales especialmente los producidos por afecciones reumáticas, gota, artritis, ciática, lumbalgia. También se utiliza para los tratamientos contra la fibromialgia.
Los efectos se notan en 10-14 días de tratamiento. Abandonar a las 4 semanas si no hay mejoría.
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