Desde hace muchos años, la idea de poder eliminar la cafeína de los granos del café ha sido una cuestión muy debatida y pensada. El café es una bebida muy consumida en todo el planeta, pero la cafeína es un estimulante del sistema nervioso que puede producir algunos efectos secundarios a cierto tipo de personas, sobre todo si se toma en exceso.
Por tanto y debido a que existen muchas personas con problemas para conciliar el sueño, ansiedad o presión arterial alta, y algunas otras dolencias relacionadas, la demanda de café descafeinado es bastante elevada y va en aumento cada día.
Existen diferentes métodos para desprender la cafeína del café, pero en la mayoría se utilizan los granos verde, ya que es la forma más eficaz para que permanezcan los sabores y aromas originales cuando el café está tostado.
A lo largo de la historia se han hecho varios intentos para conseguir eliminar la cafeína del café.
No fue hasta el año 1903, cuando Ludwig Roselius, en Bremen (Alemania), inventó un método que lograba separar la mayoría de la cafeína presente en los granos del café. Aunque no se comenzó a comercializar hasta el año 1905 bajo el nombre de Kaffee HAG.
Los científicos continúan estudiando para que en un futuro el café descafeinado se obtenga de forma totalmente natural del mismo cafetal. Es decir, utilizando técnicas genéticas sobre las plantas del café, para cosechar granos libres de cafeína.
De momento nos tendremos que conformar con las técnicas sobre los granos del café ya recolectados. No obstante, la extracción de la cafeína se ha ido modificando con el paso del tiempo, y en la actualidad hay procesos en el que el resultado es de alta calidad.
No todos los cafés descafeinados se logran de la misma manera. Algunos de ellos consiguen eliminar más del 95% de la cafeína total de los granos del café, conservando aroma y sabor muy parecido al original.
Descafeinar con disolventes químicos
Es el método más extendido, parece ser que por su coste, más bajo que el resto. En el proceso se humedece el café verde con vapor de agua a presión para que se dilaten los granos y sea más fácil la extracción. Posteriormente, de nuevo bajo presión, se saca la cafeína con un disolvente orgánico, el cloruro de metileno (DCM) o el acetato de etilo (AE), que son los más habituales, ambos con un punto de ebullición bajo.
El cloruro de metileno o diclorometano, no se presenta de forma natural en el medio ambiente. Es ampliamente utilizado como disolvente, para eliminar pintura. También forma parte de aerosoles y pesticidas.
Descafeinar con agua
En este método los granos verdes del café se remojan en agua caliente. Si se utiliza el Sistema Suizo, el agua para remojar es extracto de café verde libre de cafeína, para mantener el sabor y el aroma.
Se hacen sucesivas extracciones, hasta alcanzar el límite legal de cafeína para poder vender como café descafeinado. Posteriormente se utilizan absorbentes para separar la cafeína del extracto líquido. Los granos ya descafeinados se secan con aire caliente.
Descafeinar con fluidos supercríticos
El disolvente más utilizado es el Dióxodo de Carbono (CO2). En este método el café es humedecido con vapor de agua y luego sometido al fluido bajo presión, para extraer la cafeína de forma muy efectiva. Se llega a alcanzar con este proceso el 99,9% de su eliminación.
Algunos expertos dicen que con este método se consigue un café muy parecido al habitual y que se puede utilizar para prepararlo expreso, con leche, incluso para preparar cualquier combinado.
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